LA UBICUIDAD DE LA MEMORIA DIGITAL Andrea
Di
Castro / Noviembre 2009. Las oportunidades expresivas que ofrecen las
tecnologías portátiles de telecomunicaciones y de cómputo,
al quehacer artístico contemporáneo, se pueden ver a través
de un rápido recorrido por la evolución tecnológica, tanto
de los aparatos como de la infraestructura para la
transmisión de señales electrónicas y de datos. Esta
evolución tecnológica también reconfigura nuestra manera de
pensar, ofrece nuevas posibilidades expresivas, nunca antes
vistas en la historia del arte, desarrollando nuevos
lenguajes. Las tecnologías móviles permiten que, tanto
receptores como emisores de mensajes, puedan estar en
prácticamente cualquier lugar del planeta (e inclusive fuera
de él). La participación en la creación de esta nueva forma
de historia, de memoria colectiva, es sin precedentes. Es
realmente una revolución, en donde, entre muchas otras
cosas, también se crea un nuevo público para estos insólitos
espacios de encuentro, de exhibición y de convivencia que
podemos encontrar en las redes móviles. Se crean nuevas
comunidades que van más allá de lo geográfico. La
variedad
expresiva de las llamadas tecnologías móviles, se puede ver
en Internet, ese espacio que ahora es el reflejo más fiel
del hombre contemporáneo: intervenciones georeferenciadas en
espacios públicos, arte en la red, es decir la red como
soporte de la obra, la interacción, la inmediatez y
transportabilidad de la obra, la ausencia de soporte
temporal o material, son algunos modalidades de las
tendencias expresivas contemporáneas que hacen uso de las
tecnologías digitales nómadas.
La computadora
contenida en el teléfono celular, ejemplo del grado de
avance a nivel masivo de estas tecnologías, es un
laboratorio de expresión, en donde cotidianamente podemos
mezclar nuestros ingredientes preferidos para volverlos a
transformar una y otra vez: textos, imágenes fijas y en
movimiento, sonidos que crean un universo de posibilidades
infinitas, que cambian a cada momento. Las
propiedades
volátiles de la red y las casuales de la interacción,
aunadas a la portabilidad del equipo, permiten crear obras
únicas, irrepetibles, a veces fugaces, ya que no dejan
rastro de su existencia. También notamos que hay una
apropiación de conceptos, de ideas, de espacios públicos y
privados, de imágenes y sonidos que se transforman, se
yuxtaponen y se vuelven a poner en circulación. Se utilizan
como metáfora. Son una poderosa herramienta expresiva, que
permite crear, a veces en forma instantánea o relativamente
rápida, obras insólitas que con frecuencia son vistas por un
público invisible, disperso por todo el mundo y que no
podría caber en ningún museo o galería real. La computadora
conectada a Internet y ahora la convivencia con sistemas de
datos en la telefonía celular, hace que se cree un nuevo
medio de difusión del quehacer artístico y, con ello, la
diseminación de la obra se escapa al control del autor.
Todos tenemos la oportunidad de participar, si tenemos
acceso a estas tecnologías, porque, ahora más que nunca y
citando a William Gibson, “el futuro ya está aquí, aunque
mal distribuido”. [1] Estamos permanentemente rodeados por
información, tengamos o no la tecnología para visualizarla y
aprovecharla. Información que es producto del pensamiento de
millones de seres, que se va fragmentando en bits por discos
duros alrededor de todo el planeta. El ser humano no será ya
el mismo después de esta revolución de la memoria. 1.- El reto de la portabilidad.
En
el
mundo contemporáneo, la sensación de que la información esté
cerca de nosotros y el poder estar en contacto en cualquier
momento con cualquier persona, nos hace sentir más
“completos”, más seguros, más eficientes. Nos sentimos
poderosos, y es una idea muy bien explotada por los medios
de comunicación y que vemos reflejada día con día en los
anuncios publicitarios que nos sugieren la adquisición de
tal o cual dispositivo de comunicación portátil. El
deseo
de esta superioridad, de este sueño de estar permanentemente
conectados a la red, ha sido parcialmente satisfecho por la
industria del cómputo y de las telecomunicaciones, que nos
han ofrecido, a lo largo de pocas décadas, una serie de
aparatos y servicios que van desde las laptops,
relativamente transportable, y posteriormente Palm, Newton,
PDA (Personal Digital
Assistent), toda clase de computadoras de mano y
organizadores, así como una gran variedad de dispositivos
que se fueron incorporando en los teléfonos celulares, como
el GPS (Global
Positioning System), que, aunado a sistemas de bases
de datos, permiten a cualquier persona moverse muy rápido
por las grandes ciudades y encontrar lo que necesitamos. La
respuesta que buscamos de una ciudad, como lo plantea Italo
Calvino en la novela “Ciudades Invisibles” en 1972. Este cocktel
de tecnologías
transportables permite la ubicuidad de la información, es
decir que podemos acceder a ella en todas partes (o casi). El
sueño
de la portabilidad está parcialmente resuelto en cuanto a
poder de cómputo se refiere, a la conexión a redes, al
almacenamiento de información. Tendrá su evolución, será más
accesible y será de tamaño más reducido, como podemos
preveer por la Ley de Moore. Sin embargo, el principal reto,
todavía pendiente de una solución eficaz, es cómo nos
relacionamos con el equipo de cómputo y con la información,
es decir, el problema de la interfaz, ese punto de contacto
entre el hombre, su manera natural de expresarse y
comportarse, y la tecnología. La
diversidad
de metáforas que se han adoptado para ello, parecen todavía
distantes de una solución óptima, sin embargo el trabajo de
investigación y experimentación de científicos y artistas,
nos muestran algunos caminos posibles. Lo
que
podemos intuir a través de estas señales, es que la
computadora será de vestir. La tecnología nos recubrirá como
una segunda piel. Es la evolución natural del nomadismo
tecnológico en una sociedad tan disímil. Será personal
también en el sentido de que a través de esta piel podremos
reflejar nuestra personalidad y nuestro estado de ánimo, tal
y como lo hacemos con nuestra forma de vestir. El teléfono
celular, por ejemplo, nos anunció una evolución en su
diseño, no sólo en aspectos relativos a su funcionalidad,
sino en una diversidad de modalidades que puedan ser afines
a nuestra personalidad. “Los bits son inmateriales como el
éter, pero tienden a ser empacados en cajas duras. Hardware
y software se
conjuntan en el softwear.”
[2] Esta
nueva
piel no sólo nos podrá mantener en contacto con el mundo
exterior a través del acceso e intercambio de información,
sino que también podremos compartir sensaciones físicas
corporales, gracias al desarrollo de nuevas tecnologías como
son los “haptic
devices”. Es una piel que también podrá reaccionar
cuando se encuentre próxima a objetos sensibles, y
proporcionarnos, por ejemplo, información sobre ellos. En
el
campo experimental, aunque todavía no muy conocidos, se
han desarrollado una diversidad de “procesadores de vestir”,
que inclusive resisten el lavado de la prenda, con
posibilidad de conexión con toda una serie de periféricos
como son acelerómetro, sensores de luz y de temperatura,
hilo de coser conductor, LEDs, etc., que nos permiten
personalizar el diseño de la prenda y sus funciones. Todos
estos accesorios de vestir son una nueva vertiente de las
tecnologías nómadas, que no tardarán en relacionarse con las
tecnologías comerciales de telecomunicaciones. Un ejemplo de
esto es el proyecto Arduino, dirigido por Massimo Banzi y
David Cuartielles, con su procesador LilyPad [3]. Creo que, de este tipo de experimentación,
surgirán las propuestas más interesantes e innovadoras sobre
el acoplamiento de una tecnología de cómputo y de
telecomunicaciones a nuestra vida cotidiana. 2.- Cómo interactuamos con los
aparatos portátiles Las
principales
formas de interacción con la computadora portátil, con los
teléfonos celulares y con el universo de datos que ofrecen,
son heredadas, en un inicio, de otros aparatos similares que
los antecedieron y que tardan en desaparecer. Hoy, por
ejemplo, nos sentimos incómodos al utilizar un teléfono de
marcación de disco o una máquina de escribir. Probablemente
las nuevas generaciones no sabrían como usarlos. Sin embargo
sabemos utilizar el teclado QWERTY para relacionarnos con la
computadora. Las
nuevas
formas de relación, todavía en estudio y experimentación,
ofrecen una manera más natural y espontánea de comunicación
con estos aparatos, sin embargo requieren de un aprendizaje
cultural, lo que puede constituir un obstáculo para su
comercialización, aunque las tareas encomendadas a estos
aparatos sean más fáciles. Nuestro comportamiento frente al
uso de la tecnología es, a fin de cuentas, un problema
cultural. Ejemplo de lo anterior es el comportamiento que
tienen las personas mayores al hablar por teléfono, que
levantan la voz, especialmente si la llamada es de larga
distancia, o la cantidad de mensajes que se escriben usando
el teclado de un teléfono celular. Una
rápida
reseña de estas formas de relación con las tecnologías
digitales portátiles, nos muestra los puntos rescatables que
permiten especular sobre el futuro de la interfaz de las
tecnologías móviles. Teclado. El teclado físico parece ya inoperante para
este tipo de aparatos, debido a la excesiva miniaturización
de las teclas. Sin embargo sigue siendo la manera preferida
de comunicación del ser humano con la máquina. Parece
increíble que el teclado tipo QWERTY, patentado en 1874,
siga utilizándose. La evolución del teclado telefónico a los
organizadores personales ha llevado a la asociación de un
grupo de letras a números, que es la entrada de una forma de
escritura especialmente en mensajes breves a través del
teléfono celular. Sin embargo son muchas las aplicaciones
que hacen uso de un teclado “virtual”, ya que su simulación
permite la entrada de datos a los dispositivos. Reconocimiento
de
la escritura. A mi manera de ver
es bastante eficaz, si aprendemos como escribir para que la
computadora entienda nuestra letra. Ya con la
miniaturización de los equipos, esta línea de investigación
parece abandonada, tal vez por la excesiva reducción del
espacio para escribir. Por lo demás contiene todas las
funciones de una pantalla sensible al tacto. (Pen
based computing). Pantallas
sensibles
al tacto. Esta modalidad,
mientras sea necesaria la pantalla para relacionarnos con la
computadora, ha sido el modelo preferido, por ser una
interfaz muy intuitiva, en los sistemas multimedia
interactivos, especialmente los de uso público. Es de gran
versatilidad debido a la diversidad de posibilidades de los
gráficos de la computadora, ya que este sistema puede
simular diversos dispositivos a la vez: un teclado, una
cámara fotográfica, etc. Hay mucha investigación al
respecto, no sólo en laboratorios sino ya a nivel
industrial, que nos hace ver que es el futuro del escritorio
de trabajo. Actualmente se está masificando en la producción
de los dispositivos móviles. Reconocimiento
de
voz. Parecería la forma más
“natural” para entendernos con una máquina, así como lo
hacemos con otros seres humanos. El principal problema es
que, aunque usemos las mismas palabras, en un mismo idioma,
falta un contexto que la máquina no siempre puede captar.
Así, por un lado, las máquinas tienen que aprender a
“escuchar” y los humanos tendremos que aprender a hablarle a
las máquinas. Los sistemas que he utilizado me parecen
bastante eficaces, después de un tiempo dedicado al
entrenamiento, tanto de la máquina como de mi parte como
usuario. Desde hace años se han incorporado a la tecnología
de los teléfonos celulares. Si se perfecciona podría llegar
a substituir a los teclados alfanuméricos. Reconocimiento
de
imágenes (fijas y en movimiento y
sus derivados).- Este es un enorme campo de desarrollo de
las ciencias de la computación, especialmente si ligado a
las redes neuronales. Ya existen experimentos exitosos en la
Universidad Bauhaus, en especial los de Oliver Bimber, de
los cuales hablaremos más adelante, ligados al
reconocimiento de imágenes aplicados a la telefonía celular.
Los sistemas derivados del reconocimiento de imágenes como
la tecnología de Eye
tracking y el reconocimiento de gestos, abren nuevas
posibilidades en el diseño de la interfaz, especialmente
cuando se mezclan con otros dispositivos como son
acelerómetros y giroscopios. Hay una gran cantidad de
aplicaciones en desarrollo que usan este tipo de
tecnologías, especialmente para personas con habilidades
diferentes y en videojuegos. Junto con las tecnologías de
reconocimiento de voz, parece ser una combinación que ofrece
muchas posibilidades. En
cuanto
a la visualización de datos y de la interfaz con los
ordenadores, se puede observar que la evolución ideal será
la de imágenes tridimensionales interactivas, probablemente
sobre pantallas sensibles al tacto o proyectadas. Para
ver
hacia donde apuntan las tecnologías nómadas, retomemos la
idea de Nicholas Negroponte, en su artículo “Weareable
Computing”, escrito hace más de 15 años, en donde dice
que en lugar de que estemos frente a la computadora
que estemos dentro de ella; se puede ver la
importancia de la investigación alrededor de la creación de
ambientes inmersivos, que tiendan a hacer que la computadora
no sea vista como un objeto. De
aquí surge la idea del “softwear” estos dispositivos que se
acoplan a nuestra manera de vestir y de comportarnos. Lo que
se amolda al cuerpo humano es la tela, dice Negroponte, lo
que hace que sea un soporte ideal para la electrónica y los
dispositivos de visualización. Los zapatos, por otro lado,
pueden ser fuente de energía al caminar. En
otro
artículo posterior, “Laptop Envy”, Negroponte apunta, con
más de diez años de anticipación, hacia las necesidades
actuales del cómputo móvil, en donde las computadoras
portátiles (laptop, notebook, etc.) reducen su tamaño,
sacrificando poder de cómputo y resolución a cambio de una
conexión a la red muy eficiente; surge el concepto de netbook,
que además de estas prestaciones técnicas, se fabrican en
una variedad de colores y modelos para que sean consideradas
como accesorios de vestir. [4] En
otra
línea de experimentación, en la Bauhaus University de
Weimar, en Alemania, investigadores como Oliver Bimber, y
Erich Bruns nos muestran un futuro próximo en el campo de la
telefonía celular que incorpora cámaras de video en sus
aparatos: las
imágenes obtenidas entran a una aplicación de reconocimiento
de imágenes que permite el acceso a grandes bases de datos,
a redes ad-hoc, a redes neuronales, para obtener información
sobre lo que estamos viendo. Su aplicación, en un inicio,
está pensada para guías de museos, en donde el teléfono
puede proporcionar más información sobre los objetos
expuestos. Este es un paso decisivo hacia la formación de
una memoria colectiva que permita el intercambio de
información con todos los usuarios conectados en un entorno,
y que nos pueda envolver con sus datos a lo largo del día,
en cualquier lugar, en cualquier momento. Va a ser un factor
determinante para la toma de decisiones cotidianas. [5] En
ese
contexto el video se convierte en una forma de acceso a
bases de datos de imágenes, que pueden ser georeferenciadas
y etiquetadas de las más diversas maneras, creando nuevas
formas narrativas contextualizadas: no todos veremos el
mismo el video. La
computadora
portátil, de vestir, que inclusive combina con el tipo y
colores de nuestra ropa, que nos envuelve, se convierte en
la confluencia de varios aparatos y sistemas, integrando a
la vez varias funciones, como la telefonía celular, la
televisión, lector de diverso tipo de documentos, etc.;
encontrar una manera natural de relacionarnos con
todos estos aparatos es una tarea compleja. Incorporará
reconocimiento de imágenes, gestual y de voz. Pero lo más
importante es que será nuestra principal conexión con el
mundo exterior. 3.- La comunicación
radiada y la comunicación punto a punto (p2p). Con
los
aparatos emisores/receptores portátiles contemporáneos, el
esquema tradicional de la comunicación se vio totalmente
transformado, y está en una reconfiguración permanente. Es
esta reconfiguración la que ha hecho posible un cambio
radical en los contenidos que viajan por los medios de
comunicación. Esta diversidad de puntos de vista es la
principal característica de la red, en donde todos
participamos. El
Estado
siempre había mantenido un control estricto, tanto sobre los
sistemas de comunicación radiada (estaciones de radio y
televisión), como sobre los de comunicación personal punto a
punto (radio). El éter, el espacio en donde se propagan las
ondas hertzianas, es regulado en forma extrema por el
Estado. Hace apenas poco más de dos
décadas, era inimaginable que pudiéramos tener acceso a ser
emisores de algún tipo de mensaje, para una audiencia que,
más allá de lo geográfico permitido por la información
radiada de una antena, está diseminada por todo el planeta.
La población normal estaba destinada a ser únicamente
receptor, sólo podíamos escuchar y ver lo que nos proponían
los medios, no nos estaba permitido transmitir públicamente
ningún tipo de mensaje y había una particular atención del
estado en vigilar lo que sucedía en los medios de
comunicación masiva. La comunicación era una comunicación
radiada, es decir había un emisor y varios receptores que
recibían al mismo tiempo la información. Umberto Eco, en su artículo
“Una nueva era en la libertad de expresión” [6],
describe el proceso de las radios libres de los años
setentas y, como
ejemplo, toma el caso de Radio Alice, en Italia, que nos
habla de la necesidad de la población (especialmente joven)
de contar con un espacio expresivo diferente en las ondas
hertzianas, un espacio más participativo. En su primera
emisión la estación empezó con estas palabras: “Radio Alice
emite: música, noticias, jardines en flor, conversaciones
que no tienen caso, inventos, descubrimientos, recetas,
horóscopos, filtros mágicos, amor, partes de guerra,
fotografías, mensajes, masajes y mentiras”. En esta
estación, cualquiera podía ser un reportero, y enviar sus
comentarios o narrar algo que estaba sucediendo, utilizando
obviamente los servicios de telefonía normales, o visitando
el estudio. Radio Alice, como era de esperarse, fue allanada
por la policía pocos meses después de su transmisión
inicial. Con el advenimiento de los
sistemas satelitales se amplía la comunicación radiada en su
aspecto geográfico, es decir puede cubrir una superficie
mayor. Es de notar que, en la era digital, se aprovecha este
tipo de diseño para la diseminación de datos alrededor del
planeta. No hay prácticamente ninguna área de la superficie
terrestre que no esté cubierta con algún tipo de satélite.
Los satélites geoestacionarios se mueven en una órbita
sincrónica al movimiento de la tierra, por lo que mantienen
una posición fija sobre ciertas áreas y son utilizados para
fines de comunicaciones (telefonía, televisión,
meteorología, etc.). Otros satélites, con órbitas que les
permiten cubrir áreas variables, realizan un escaneo
permanente de la superficie del planeta. Son utilizados
principalmente, desde luego, con fines científicos y
militares. El sistema de posicionamiento global (GPS), así
como otros sistemas como GLONASS y GALILEO, incorporado
actualmente en muchos aparatos de telefonía móvil, utilizan
una constelación de 24 a 32 satélites. La
comunicación
punto a punto es personal. Sucede en el momento que nosotros
elegimos, y es bidireccional. El primer ejemplo de esta
forma de comunicación masiva fue el teléfono. Es una de las
invenciones que más ha transformado la forma de ser y de
pensar del hombre del siglo pasado. Podemos decir que es un
parte aguas en el esquema de comunicación. Con
el
advenimiento de la computadora como aparato de uso común y
cotidiano alrededor del planeta y la implementación de las
redes informáticas, las ventajas de la comunicación punto a
punto se potencializan. Es una forma de comunicación en la
que todos podemos ser emisores y/o receptores. La
acumulación de información en la red, proveniente de todas
partes, de hombres con diversas maneras de ver la vida, con
diversos conocimientos y habilidades, y crea una nueva forma
de memoria y de saber que nos envuelve. Con
la
portabilidad de las nuevas tecnologías de cómputo y de
telecomunicaciones, accesibles ya a nivel masivo, podemos
ser parte (como usuarios y/o como emisores) de esa “memoria
colectiva”, desde cualquier lugar del planeta. Por otro
lado, el desarrollo de las redes ad-hoc,
permite concentrar la información específica para un entorno
determinado. La contextualización de la información emitida
o captada, representa un nuevo elemento en el desarrollo de
los esquemas de comunicación punto a punto de los últimos
cincuenta años. 4.- La reconfiguración de nuestra
manera de pensar y las nuevas posibilidades expresivas. Es
importante
tener presente que los
inventos
y descubrimientos que originaron este tipo de tecnología,
traen consigo una paulatina "reconfiguración" de nuestro
pensamiento y de nuestra vida cotidiana. Toda tecnología cambia nuestra forma de pensar y
reconfigura la idea de quiénes somos, ya que
al poder contar con un registro de nuestra historia
personal, nos podemos ver en el tiempo. Esto sucede en forma acelerada con las tecnologías
electrónicas, modificando constantemente
nuestros conceptos, como son: el
concepto
de globalidad, de moralidad, de
privacidad, de
identidad, de
memoria, Además de la reconfiguración de
nuestra manera de pensar, existen algunas propiedades
específicas de estos medios, que ofrecen nuevas
oportunidades expresivas. La reproductibilidad
(originales y copias),
la metadata,
la transportabilidad,
la ubicuidad: posibilidades que se dan gracias a que la
información no tiene materia,
por ende hay una instantaneidad,
además que se facilitan actividades colaborativas e
interactivas, que producen obras que se diferencian de las
producidas en otras disciplinas artísticas. Algunas de estas cualidades,
difícilmente se pueden encontrar en otros soportes
expresivos. Son específicas de los medios electrónicos. Esto
hace que los artistas contemporáneos tengan aún más
elementos y herramientas para crear sus obras. Estos cambios y estas
cualidades, han sido de fácil asimilación, especialmente
entre los jóvenes, quiénes
aprovechan las formas de lenguaje y las posibilidades
expresivas que ofrecen estos nuevos medios: son
oportunidades frescas, originales, para los artistas que
buscan revolucionar el trabajo expresivo. Las cualidades mayormente
manejadas por los artistas de los medios electrónicos
contemporáneos, son: la distribución de la obra en la red,
la transportabilidad, la reproductibilidad, la inmediatez,
la manipulación, la interacción, lo colaborativo, la
apropiación, entre muchas otras. Es importante tener presente la
especificidad de cada medio expresivo, ya que parte de los
contenidos de las obras tienen que ver precisamente con lo
que hay detrás de cada instrumento utilizado: desde su
origen (para que fue inventado) a las características que lo
hacen único. El neo – nomadismo, por
ejemplo, se refiere a las prácticas de actividades
informáticas en cualquier lugar. Esto, especialmente para
“independientes”, es una gran oportunidad para trabajar en
cualquier lugar, y estar atendiendo simultáneamente diversos
proyectos. Las computadoras nos influyeron en lo que a sus
capacidades de “multitarea” se refiere. Al mismo tiempo que
trabajamos estamos atendiendo las redes sociales, los
correos electrónicos, etc. El mercado de restaurantes, cafés
y otros lugares públicos, en donde se ofrece a los usuarios
acceso a Internet, quiere aprovechar este segmento de la
población en crecimiento. Las
manifestaciones
expresivas con las llamadas tecnologías nómada, o cómputo
ubicuo, abarcan sistemas de vigilancia, instalaciones que
utilizan las radiofrecuencias, posibilidad de interactuar
con objetos o instalaciones, video contextualizados según el
lugar donde nos encontramos, aplicaciones interactivas, y
también pueden estar “atrás” de obras aparentemente
convencionales (transmedia). El espacio imaginario que
ofrecen es sorprendente. Podríamos
dividirlas
en: a).- Instalaciones / objetos que reaccionan a los
dispositivos móviles; b).- Instalaciones / objetos que
envían información a los dispositivos móviles y c).- Arte en
red (interactivo o no) para dispositivos móviles. Una
gran
parte de las manifestaciones expresivas en red,
interactivas, nos remiten a los videojuegos. Añoranza tal
vez de una generación que, al crecer, va incorporando a la
cultura sus antecedentes, su historia. El arte “Neen” [7]
, por
ejemplo,
incorpora en su producción una manera lúdica de relacionarse
con el “¿arte?”. ¿Serán obras que podemos disfrutar
entonces, gracias a las tecnologías móviles, por ejemplo, en
nuestro recorrido cotidiano, por las ciudades, en el
transporte público? Esto me parece muy interesante, como
parte esencial de esta revolución digital, que gracias a las
tecnologías portátiles concreta la idea del acceso a la red
en cualquier lugar. Esto permite una contextualización de la
obra. Los espacios para la exhibición de estas obras, en
este sentido, se expanden más allá de las paredes que
acostumbraban tener museos y galerías del mundo real y con
frecuencia
son vistas por un público invisible, disperso por todo el
mundo y que no podría caber en ningún museo o galería real.
La computadora conectada a Internet es un nuevo medio de
difusión del quehacer artístico y, con ello, la diseminación
de la obra se escapa al control del autor. Las
instalaciones
que reaccionan a la presencia de los usuarios que portan
consigo algún teléfono celular, o que son utilizadas con
algún dispositivo móvil, exploran la posibilidad de acción
que tienen los asistentes sobre obras que ya sea que se
encuentren en espacios privados, semiprivados, semipúblicos
o públicos. Esta división, que viene de la metáfora de la
ciudad, ha sido una idea que ha sido tratada en la
literatura y a través de diferentes
disciplinas artísticas, y que ahora es trasladada al
ciberespacio. Mitchell, en City
of Bits, sostiene
que en el ciberespacio adoptamos (y adaptamos), los modelos
de organización espacial y social de las grandes ciudades,
aunque marca las diferencias sustanciales, así como
las características únicas. [8] Las
artes
visuales y sonoras no son los únicos campos influidos por
las tecnologías nómadas. En el campo de la literatura,
por ejemplo, en Japón, una joven de 21 años, Rin, escribió
la novela "If You” [9] que fue un bestseller, solo con los
pulgares, en un teléfono celular.
En el artículo citado, se menciona como los jóvenes
japoneses pasan más tiempo interactuando en el ciberespacio,
a través de su teléfono celular, que con sus computadoras
personales. Las
características
de transportabilidad, de instantaneidad, y la ubicuidad de
esta memoria colectiva, con la consecuente reducción de
distancias, nos remiten en cierto modo, a la idea de Filippo
Marinetti, en el Manifiesto Futurista en 1909 de colaborar
con la mecánica para destruir la vieja poética de la
distancia... [10]. Después de esta revolución, y
como ha ocurrido con muchos descubrimientos e invenciones a
lo largo de la historia, el hombre ya no será el mismo. Su
concepción del mundo y de la vida ha cambiado. Y el arte no
es la excepción en esta secuencia de cambios. Hoy, también
el arte, ya no es el mismo. Se ha enriquecido de esta
multiplicidades de visiones, de nuevas técnicas expresivas,
de nuevas formas de circulación. Se ha desprendido del
soporte atómico para convertirse en información, que es lo
que le permite estar en todos lados, de ser ubicuo, de
transformarse constantemente, como un virus. No necesita de
espacios como museos y galerías, no necesita de curadores
que sustenten o justifiquen la obra. Tampoco necesita de la
legitimación institucional. Simplemente existe, aunque
muchas veces no es tangible y no es visible. Nos invade,
está a nuestro alrededor y por lo tanto a nuestro alcance.
Esta manera de existir de las obras es la que le permite
estar fuera del mercado del arte convencional y de sus
regulaciones. Se reinventan estas reglas, más bien la regla
de los artistas que se dedican al arte digital parece ser
que no hay reglas. Los datos, en manos de los artistas
de la información [11],
cobran una nueva vida con las tecnologías nómadas. 5.- El futuro. El
futuro
es incierto, también en este caso.
“La
historia del mundo viviente puede resumirse como la
elaboración de ojos cada vez más perfectos dentro de un
cosmos en el cual siempre hay algo más que ver.” "The history of the living world can be
summarized as the elaboration of ever more perfect eyes
within a cosmos in which there is always something more to
be seen.” Pierre Teilhard de Chardin, The Phenomenon of Man. RECUADRO CON TEXTO: En mi trabajo personal he tenido la
oportunidad de experimentar con diversas tecnologías
portátiles, principalmente con las de radiocomunicación, de
posicionamiento global (GPS) y de registro de datos
meteorológicos, investigando
la diversidad de formas expresivas que éstas ofrecen. En el proyecto “Cybervoyeur” (1995
– 2000) utilicé los llamados “scanners” de frecuencias de
radio, que me permitieron escuchar las conversaciones que se
daban en mi entorno inmediato y reflexionar, de esta manera,
sobre el hecho de que estamos rodeados de una cantidad
enorme de información, y que, teniendo el hardware
necesario, la podemos descifrar. En los proyectos de “Gráfica
Monumental con Tecnologías Globales” y
en “Las Líneas del Tiempo” la utilización del GPS me
permitió crear una capa de dibujos virtuales alrededor del
planeta, utilizando a la superficie de la Tierra, con su
diversidad de formas y texturas, como soporte del trazo (www.andreadicastro.com).
Para “dibujar” se aprovecharon carreteras, contornos de
lagos, costas, ríos y la retícula de las calles de las
ciudades, lo que condicionó el trazo, o se utilizó el
espacio aéreo o marítimo para hacer un trazo más libre.
El trazo fue producido utilizando tecnologías
globales como Internet y el GPS, que permitieron un
registro preciso de los desplazamientos,
hechos caminando, en vehículo, en avioneta, o en
helicóptero, cuyo tamaño se mide en decenas e inclusive en
centenas de kilómetros. La utilización del GPS en
fotografías y en video, me permitió georeferenciar las
imágenes, integrando las coordenadas al metadata. La utilización de las tecnologías
de posicionamiento global para obtener trazos, me puso en
contacto con la idea de una forma de memoria tecnológica y
con una reinterpretación de la naturaleza y en especial del
paisaje. Recientemente, incorporé a mi
trabajo estaciones meteorológicas portátiles, que me
permiten relacionar los cambios del paisaje con datos
atmosféricos como son la humedad relativa y la temperatura. NOTAS: [1]
Gibson, William;
Neuromante, editorial Minotauro, España 1995. [2]
“Bits
are as insubstantial as the ether, but they tend to be
packaged in hard boxes. Hardware and software must merge
into softwear.” Nicholas Negroponte,
Wearable Computing. [3]
Ejemplo de estos procesadores como la LilyPad de Arduino se
pueden ver en la dirección (http://arduino.cc/en/Main/ArduinoBoardLilyPad). [4] “Portable computers are for
peripatetic, digital people who need more than a high-octane
computer - they need a constant digital presence.”
Nicholas
Negroponte, Laptop Envy. http://archives.obs-us.com/obs/english/books/nn/bd41296.htm [5] Bimber, Oliver, en
http://www.uni-weimar.de/medien/ar/PhoneGuide/ [6] Bassets, Lluís (ed.), De las ondas rojas a las radios libres. Coll. Mass Media, Ed.
Gustavo Gili, Barcelona 1981. [7] Manifiesto NEEN. http://www.neen.org/ Miltos
Manetas http://www.manetas.com/art/websites/ Rafael Rozendaal http://www.newrafael.com/ [8] Mitchell, William J.;
City of bits. Space,
Place, and the Infobahn, MIT Press, 1998. [9] The New York Times. Enero
20 de 2008. Thumbs Race as Japan’s Best Sellers Go Cellular.
(http://www.nytimes.com/2008/01/20/world/asia/20japan.html?_r=4&hp&oref=slogin&oref=slogin
) [10] Filippo Marinetti. Manifesto Futurista, Le Figaro, Febrero de 1909. [11] Wilson, Stephen; Information Arts, Intersections of art, science, and technology. MIT
Press, 2002. Andrea Di Castro /
Noviembre 2009. |